En nuestra política actual, vemos que abundan las improvisaciones, y fue siempre así. Es notorio, la falta de un rumbo que nos marque el derrotero como nación. Parece que la ansiedad proselitista de los gobiernos de turno, le hace olvidar que tienen el mandato de todo un pueblo y que les debe obligar a trabajar durante todo el periodo que según nuestra constitución, dura cinco años. Cualquier autoridad electa, tenga o no pretensiones reeleccionarias debe considerar que su eficiencia administrativa y las virtudes que demuestre al servicio del Estado, será su mejor aliado, cualquiera sean sus aspiraciones políticas.
Pero aquí eso no sucede, Cuando creen que ya están consolidado en el poder comienzan a desviar sus esfuerzos, ya sea por propias ambiciones o por la presión de sus aliados políticos, lo que debilita considerablemente la voluntad para trabajar y esto, puede volver no solamente vulnerable al Estado sino disminuir sensiblemente su capacidad de reacción, ante cualquier amenaza a sus intereses.
El ambiente de inestabilidad genera incertidumbre en la sociedad, esta inestabilidad puede tener repercusiones en todos los campos, principalmente en aquellos que más están comprometidos con la seguridad porque de ésta principalmente, dependen todas las demás actividades que dan oportunidades al desarrollo nacional.
Nuestro actual problema, se circunscribe en el ámbito de la seguridad interna. Obviando de propósito, los factores ya sean políticos o sicosociales que convergen y generan nuestros conflictos ciudadanos, debemos considerar que la sociedad debe seguir andando y si es posible sin tropiezos muy frecuentes. No quisiéramos desde luego, un colapso político y social. Entonces, los recursos y medios de que el Estado dispone y pueda disponer para cumplir con sus roles, los debe emplear por los menos hasta el punto que no se comprometan los límites de las leyes que rige para cada situación.
Sabemos los ciudadanos que la Constitución Nacional, es la madre de las leyes. y que la aplicación de varios de sus artículos están reglamentado por otra ley de menor rango, pero aún así contiene artículos cuya interpretación no riñe con el espíritu que le diera nacimiento y lo que en él vislumbró el legislador, por ello, si cabe, debiera ser interpretado en función de los intereses de la mayoría y en especial ante amenazas como la que hoy día quebranta a toda la sociedad.
El gobierno, debe asumir con responsabilidad la legitimidad que le otorga el pueblo, para priorizar la defensa de los sagrados intereses de la nación que pudieran estar bajo algún tipo de amenaza.
Del análisis supramencionado concluiré que el gobierno en uso de sus atribuciones legales y legítimas, debe en principio ser inflexible ante las amenazas, emplear el recurso que sea necesario para buscar la reversión de situaciones que sean negativas para los intereses nacionales y debe tomar las decisiones que sean necesarias para cualquier ajuste institucional y debe hacerlo sin demora; en este aspecto y precisando, soy de parecer de que las instituciones encargadas de la Seguridad Interna, Ministerio del Interior y la Policía Nacional, necesitan urgentemente una mayor eficacia organizacional. En primer lugar necesita organizar o ajustar, dinamizar cualquiera sea el término pertinente, su sistema de inteligencia, por los menos básicamente en dos áreas: Área interna y Área externa, la primera debe incluir tarea de monitoreo sobre las actividades que despliega el personal y que debe alcanzar a todos, y sobre los resultados, deben hacerse las depuraciones sin ningún tipo de contemplaciones y, por otro lado, el área externa debe orientarse a las operaciones en cursos y también dar apoyo a las operaciones futuras.
Las organizaciones delictivas que operan con fundamentos doctrinarios, como el "EPP", no han cambiado su estrategia, más bien, la han actualizado y adaptado conforme a los teatros de operaciones y a sus prioridades, pero fundamentalmente sigue siendo la misma. Cuando se repliega y da la sensación de que ha dejado de operar puede ser porque están disminuidas en su organización o porque las bajas sufridas en su dotación o en su logística han sufrido reveses y por lo tanto debe considerarse que están aprovechando para una reorganización y ajuste de planes y para seleccionar nuevos objetivos.
Esta pausa nunca debe inducir a que las fuerzas gubernamentales baje la guardia, por el contrario, deben mantener las vigilancias afianzar el sistema de inteligencia, y ajustar el orden de batalla, lo que significa en términos militares, ajustar las ocupaciones de puntos estratégicos que les permita llevar adelante con ventajas las probables operaciones futuras .
Es importante tener en cuenta que las organizaciones de extrema izquierda como el EPP, cuando llevan adelante operaciones violentas lo hacen en todos los ámbitos, ya sea como incursiones armadas contra objetivos gubernamentales sensibles que ellos consideran importantes, ya sea como acciones de otras características no menos violentas como los secuestros de personas, el terrorismo selectivo y todas aquellas que puedan minar y provocar efectos desmoralizadores en la sociedad y en el propio gobierno. Por eso, la experiencia indica, que las operaciones antisubversivas no pueden ser democratizadas, a veces al extremo de las debilidades. En otro término, debe tomarse siempre medidas que conlleve el máximo rigor por los menos hasta el limite de lo que permitan las leyes.
Tampoco el gobierno debe descartar el empleo de sus Fuerzas Armadas y, a propósito de esta institución, debo agregar que también tiene responsabilidades en el ámbito de la Seguridad Interna que proviene de la propia interpretación de su misión constitucional, que le obliga a tener presencia territorial en primer lugar, y preservar la integridad territorial, que a la luz de nuevos conceptos de amenazas a los intereses de la nación y, por la dinámica de los acontecimientos atentatorios al equilibrio natural de la vida, no puede limitarse a la protección simplemente de los limites naturales que demarcan la posesión territorial, sino que el concepto de integridad debe necesariamente, abarcar otros intereses tangibles y aún intangibles que garanticen la existencia propia y soberana de una nación.
Si en el Paraguay estamos padeciendo los flagelos de la delincuencia organizada, es precisamente por el abandono sostenido en los últimos años, a la institución más importante en el ámbito de la Defensa Nacional y cuando menciono este campo, debo enfatizar que la Seguridad Nacional precisamente es el reflejo de la Defensa. Como tenemos una defensa frágil, vulnerable, la seguridad es frágil, difusa. Por eso es de vital importancia dar de nuevo vigencia organizacional, logística y operativa a las Fuerzas Armadas, que vuelva a ocupar puntos estratégicos territoriales, empezando por cubrir nuevamente las fronteras, la puerta grande por donde se mueven en la actualidad libremente las organizaciones delictivas y también, deben volver a ocupar puntos territoriales estratégicos, con unidades por los menos medianamente operativas que les permita tener la movilidad necesaria para patrullar, vigilar, y aún llevar a cabo las interdicciones que sean necesarias. De esa manera, podrán coadyuvar con la Policía Nacional para garantizar la Seguridad Interna de la Nación.
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