miércoles, 28 de septiembre de 2011

El Estado de Excepción

La declaración del Estado de Excepción como lo establece el artículo 288 de la CN, dice: “En caso de conflicto internacional, formalmente declarado o nó, o de grave conmoción interior que ponga en inminente peligro el imperio de esta Constitución o el funcionamiento regular de los órganos creados por ella ….”
Del análisis de este artículo se puede inferir que no se dan estas condiciones sin dejar de considerar por ellos la gravedad de la inseguridad originada por la presencia probable de la organización autodenominada EPP en el territorio nacional.

 Lo que las autoridades de los poderes del Estado deben considerar es que si hemos llegado a esta situación de inseguridad, es por la falta de voluntad y no por otra cosa. Y mientras la misma no exista se seguirá discutiendo y, los delincuentes llámense EPP u otras organizaciones delictivas van a seguir fortaleciéndose, planificando sus futuras operaciones y dominando la voluntad de la ciudadanía, por el miedo y la desmoralización.

  
Ni la constitución ni otras leyes que derivan de ella, impide que las autoridades responsables de la Seguridad Interna, -sea La policía nacional y aún las Fuerzas Armadas, está última dentro de algunas limitaciones más por su naturaleza que por la misma ley- sean empleadas en beneficios de los intereses de la nación, entre ellas la seguridad como la condición fundamental para la paz interior del país, derecho fundamental de todos sus habitantes.  
 La falta de voluntad política y otros obscuros intereses han llevado a las instituciones responsables de la seguridad interna al deplorable estado actual, especialmente las Fuerzas Armadas de la Nación.
Esta situación ha dado que hoy día en el territorio nacional, ellas estén totalmente ausentes y ese espacio lógicamente haya caído bajo el dominio de los delincuentes organizados y no organizados.
Hoy se discute si se declara o nó el Estado de Excepción, como si con ella bastara para la solución del problema.
Si la Policía Nacional con su actual organización y logística (limitado por cierto y otras debilidades) y suponiendo que está en mejores condiciones que las propias Fuerzas Armadas, en dotación, inteligencia y porque están ya bastante tiempo en teatro de operaciones, sin embargo, no ha tenido el éxito deseado.
Que las Fuerzas Armadas salgan a solucionar el problema Estado de Excepción mediante puede ser un riesgo que no se merece. Porque no será por su culpa y más por la desinteligencia de las autoridades responsables.
Las Fuerzas Armadas necesitan hacer presencia en la zona, estudiar el terreno, conseguir informaciones y obtener inteligencia, sin ellas no podrán ni planear y muchos menos montar una operación. Sí, se van a arriesgar a cometer errores graves que les puede producir bajas innecesarias y consecuentemente más desprestigios de las autoridades del ejecutivo, y más inseguridad. La ciudadanía ya no creerá ni en sus Fuerza Armadas y será otro triunfo del EPP y los narcotraficantes.
Entonces qué es lo que se debe hacer:
En primer lugar el comandante en jefe debe ordenar inmediatamente la repoblación de las unidades militares, primeramente las localizadas en la zona en cuestión.
En Concepción, la cuarta División de Infantería, en Curuguaty el Segundo CE, En Pedro Juan caballero el Batallón de caballería. En Ciudad del Este también están las instalaciones al menos, de otra unidad divisionaria y en San Pedro crear un fuerte Destacamento. De la misma manera reforzar en dotación y equipos las Comisarías y Subcomisarías de la zona. Todas estas reorganizaciones, el comandante en jefe no tiene impedimento legal para hacerlo, sí, la voluntad. De esta manera,  va volver la tranquilidad espiritual en la zona, la gente podrá superar el miedo  y va colaborar con las autoridades ofreciendo informaciones que son fundamentales para cualquier operación, ya sea policial o militar.
En cuanto a las Fuerzas Armadas, tampoco riñe con su misión constitucional, activar su zona de responsabilidad y operar en ella mediante actividades que pueden ser de vigilancia, patrullajes y si fuere necesario hasta interdicciones en apoyo a la policía y la fiscalía.
Estas decisiones puede tomar el comandante en jefe como medidas que le están autorizadas por la misma C.N. (Art 238).
Es cierto el problema talvez sean recursos financieros pero se gastará lo mismo que si se declarara el Estado de Excepción, pero  con mayores posibilidades de éxito  y lo más importante, se recuperará la presencia territorial y será de carácter permanente y no transitoria. Y cuando llegue el momento, se podrá montar las operaciones que sean necesarias para exterminar al grupo EPP, talvez con la propia Policía sin necesidad de la declaración del Estado de Excepción o si fuera el caso, con una operación militar, ajustada a la ley pero con la garantía del éxito que es fundamental no solamente para las Fuerzas Armadas, sino para el propio gobierno   

Finalmente todo  gobierno debe tener en cuenta que la seguridad del país tiene su costo financiero y si no se toma las medidas a tiempo ese  costo será muchos más y no será solamente financiero y, como una última reflexión: El peor pecado que pueden cometer los gobernantes en materia no solamente de Defensa Nacional
 o de la seguridad interna es, abandonar sus Fuerzas Armadas al estado deplorable que se encuentra en la actualidad.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Mis nietos y yo   (Volver a ser padre)

Ver chapotear a mis nietos en la pileta del Deportivo Puerto Sajonia, me producía una sensación de íntima alegría. Estaba siempre pendiente de cada una de sus reacciones, desde el momento que descendían de mi vehículo, dirigirse al vestuario y vestirse las indumentarias de natación, hasta que recibían las últimas indicaciones de su instructora para luego junto con sus demás compañeros, lanzarse a la pileta.
 Cuando pienso en todas esas emociones,  y en mi papel de abuelo, creo que los hijos cuando crecen y se convierten en adolescentes, como que se va diluyendo ese  relacionamiento tan profundo y tan tierno con sus  padres; ya no montan sobre las rodillas y como que se va generando la distancia natural  producto de una nueva personalidad  que va creciendo con las  complejidades propias de su desarrollo.
Entonces, como que se produjera un vacío  que provoca una sensible nostalgia.
Lo que trato de decir es que: cuando llega el primer nieto, y le siguen otros, como que de nuevo  se reinicia la relación entre padre e hijos, en otra palabra, el abuelo vuelve a ser padre.
Es lo que me había ocurrido, cuando mi hijo ya casado, y con dos hijos, la primera Lulú, la nieta de corazón- como dice  Malena, mi señora-  y Emilio, comenzaron su curso de natación y por lo que me había pedido su padre, que me encargara de llevarlos, ya que  él, no podía por  sus compromisos laborales.
La primera y la segunda semana, tenía que adaptarme a la nueva actividad que como era pleno verano, con una temperatura que no descendía de los 37º C,  a mi edad, implicaba un esfuerzo. El horario no era el más agradable, pues tenía que  movilizarme en plena siesta, dejando la costumbre de descansar y, estar siempre  expectante  con el transcurrir de las horas para no faltar al compromiso. Seguí así durante las tres semanas siempre atento al desarrollo del curso; Lulú ya frisando sus once años, era su segunda experiencia, por lo tanto sin ningún contratiempo, nadaba en la pileta profesional, pero Emilio, era su primera vez, por lo que me obligaba a estar atento y hasta celoso de sus movimientos por el temor natural que le sucediera algo que pusiera en riesgo su tierna humanidad. En realidad, el recinto cerrado no era muy espacioso y allí estaban las dos piletas, la profesional de dimensiones  reglamentarias y la pequeña para los más chiquitos, cuya profundidad no superaba al más pequeño del grupo. Pero de cualquier manera, existía siempre la posibilidad que por  descuido,   algún tropiezo involuntario, comprometiera la seguridad de los pequeños atletas, o quizás esta celosa expectativa era simplemente producto de la extrema sensibilidad en mi  relación sentimental con mis  nietos.
La aplicación estricta de la metodología por la profesora no siempre era de mi agrado, pues los  niños, tenían sus peculiaridades por cuanto querían jugar con el agua, más en una tarde demás calurosa, su excitación al contacto con el agua, volvía natural y hasta comprensible su desatención a las indicaciones de su instructora. Un día hasta tuve que intervenir porque mi nieto había sido castigado, obligándosele a permanecer por varios minutos fuera de la pileta. Cuando vi la carita triste y avergonzada de Emilio no dudé un instante en requerir a la instructora su actitud, argumentándole que  la metodología del juego, era la más  indicada para el aprendizaje. Podría estar muy equivocado, esta apreciación era más  producto  de mi sentimiento que otra cosa. Ella me comprendió y hasta tuve el apoyo de los demás padres y abuelos presentes en la ocasión.
Todo el tiempo que acompañé  a mis nietos experimenté mucha alegría y quedé más que  convencido  de que  el  acompañamiento del abuelo a los nietos,  hacía sentir como si se volviera a ser padre.
Cuando sus padres tuvieron vacaciones, y se encargaron de relevarme en la dichosa tarea de acompañar a los niños a su clase de natación, pensé por  adentro -voy a descansar, y volver a mi rutina anterior-. Pero aquí viene la cuestión: Pasó la primera semana, y perdí el contacto con mis nietos. La sensación de nostalgia pronto se hizo presente, y reproducía en mis horas de soledad, los momentos con ellos compartidos, aún mis protestas cuando no hacían lo que les mandaba, hasta el chapoteo desordenado y sus travesuras junto a sus compañeros en la pileta y la instructora tratando de ordenar al grupo de niños y niñas para la instrucción.
Lo que experimenté en ese tiempo de relación con mis nietos, me ha dejado la certeza de que los hijos crecen y dejan un  vacío en la relación con sus padres y que se  vuelve a llenar con la presencia de los nietos lo que  nos hace sentir  como si volviéramos a ser  padre.  

domingo, 11 de septiembre de 2011

Setiembre mes de la primavera



De nuevo estamos en primavera, el mes de las flores. En realidad en el calendario estacional figura el 21 como el día en que comienza la estación primaveral, pero por doquier  los árboles y las plantas ornamentales ya comienzan a florecer. Es la madre naturaleza que sigue regalándonos su esencia de color y de aroma, como invitándonos  a llenar nuestra vida  de  incomparable natural pureza al tiempo de aspirar las fragancias de las flores del tajy, y de los azahares. Para quienes habitamos la ciudad capital y sus alrededores, es una bendición que durará solo un tiempo y pasará.
 Porque luego volveremos a nuestra realidad que cuando   el viento  sopla desde el sur, ningún habitante de Asunción y sus alrededores dejará de olfatear el efluvio de Cateura, que por esa peculiaridad de los paraguayos, de no hacer y dejar pasar todo, lo soportamos en cómplice silencio.  Alguien dijo que el hombre es un animal de costumbre. los que vivimos en los barrios, con frecuencia aspiramos la pestilencia, producto de las basuras con que tropezamos en cada acera y en cada esquina, y a veces hasta con animales muertos que quedan por el camino deshaciéndose en las ruedas de los automóviles, y hasta nos acostumbramos   a esta irracional manera de vivir.
Pasada la primavera, seguirá nuestra rutina, todavía florecerá el Tajy, el Pata de buey y otras bellezas que nos prodiga la naturaleza, y los habitantes de la madre de ciudades, continuaremos aspirando el aire contaminado de una ciudad en decadencia, por la inoperancia de quienes asumieron responsabilidades para  las cuales no  están preparados o simplemente no tienen la voluntad.
 Los ciudadanos seguiremos plagueándonos por los baches, por los mataburros que llenan las calles de Asunción, y cuando a nuestros pasos tropezamos con algún bulto en bolsa de polietileno, por lo general negro, nauseabundo, sabremos con certeza, que se trata de un perro muerto que algún vecino inescrupuloso allí lo depositó; con el índice y el pulgar cerraremos nuestra nariz, para evitar el putrefacto olor y seguiremos nuestro camino, pasarán los días y les puedo garantizar que eso seguirá en su lugar.
Ojala, la primavera no sea solamente el mes de las flores y el renacer de los árboles. Ojala, empecemos los ciudadanos  junto a la  primavera, la gran limpieza que requiere urgente esta nación, y no hago solamente referencia a Cateura y a las basuras que por doquier se acumulan, sino a la gran limpieza moral que nos salvará de la podredumbre que contamina la vida de esta querida y sufrida nación.         

miércoles, 7 de septiembre de 2011

        Los hijos de nadie
                    
Mientras, la ostentosa  fastuosidad producto de enfermas ambiciones, de las mentiras políticas y todo tipo de venalidades, corrompe a magistrados, autoridades electas y de partidos políticos, que se auto-asignan cupos en el presupuesto de las instituciones públicas, para sí y para sus seguidores incondicionales, en las calles de las ciudades, crece el   hambre, la desnutrición de niños y adolescentes, que viven rebuscándose para sobrevivir, ante la indiferencia de quienes administran los destinos de la nación.
A menudo quienes se ufanan de líderes y se nutren del presupuesto nacional, hablan  de sus luchas por el futuro venturoso de la patria.  Y qué saben de patria los violadores de la leyes, los evasores, los que incrementan su fortuna mediante negociados, aprovechando la vulnerabilidad del sistema contralor del propio Estado o, simplemente, en dolosa connivencia con administradores de  Entes, ante la fragilidad de las instancias ciudadanas, que no va más allá de plagueos y zapateos, que a la postre, son aullidos que se apagan  con el viento. En tanto, en  cada bocacalle de nuestras ciudades,  desfilan niños y jóvenes, suplicando una moneda para engañar su impotencia ante las adversidades. Son jóvenes que nuestras autoridades les enseñan a delinquir ya sea por la indiferencia, ya sea por los malos ejemplos que abundan.
 La  mayoría de estos jóvenes, no conoce otra manera, nadie les ofrece oportunidades, pero cómo se les va  a ofrecer, ellos son marginales, muchos ya han estado en las cárceles,  no tiene probablemente nacionalidad y casi seguro no figura sus nombres en el padrón nacional.
 Los políticos necesitan de potenciales electores, entonces ellos no son ninguna promesa aunque son, la  cara de la sociedad marginal, la imagen de la injusticia, su miseria  no figura como principios ideológicos más, sólo como emblema de la mentira de los que buscan el poder y solo el poder. También están los niños que viven  su  desnudez en la intemperie, abandonado, que nacieron esclavos de su desgracia en tierra de la libertad, y cuantos otros niños y niñas, si bien no están en las calles, están en los barriales, en los asentamientos campesinos  olvidados de toda asistencia, degradados en sus derechos fundamentales y en la total indigencia.   
En pleno siglo 21, en nuestro querido Paraguay, no se los ha liberado todavía de la probabilidad de morir por causa de las enfermedades prevenibles o curables,  ni siquiera del anquilostomiasis que corroe sus entrañas,  o talvez protegerlos para que no sean sorprendidos en  su inocencia por otros  depredadores que se volvieron tales, simplemente porque lograron sobrevivir en el submundo llamado “marginalidad”, y como si fueran poca cosa los citados, no tienen la esperanza, de alguna pequeñísima luz en su casi imposible horizonte.
Cuando veo por las calles de Asunción, esos  niños descalzos y desnutridos y se acercan a la ventanilla de algún  automóvil con esa voz de miseria y de tristeza a pedir una limosna, me invade la idea que ellos no tienen prioridad, porque no forman parte del electorado y aún fueran cientos o miles, no constituyen riesgo de inestabilidad política.
  Los niños de las calles  son demasiados pequeños, y además ¿quien  dice que ellos son el futuro?  El futuro, son los poderosos. Los niños de las calles,  representan solamente la poquita cosa que son. Entonces,  pueden seguir esperando y quizás muriendo.
   










martes, 6 de septiembre de 2011

La política nuestra de cada día

POLÍTICA NUESTRA DE CADA DÍA

La sensación de que  el gobierno actual y lo mismo los anteriores, no definen rumbos ni precisan objetivos deja poco margen para  equivocarse y por lo tanto, me arriesgo a afirmar que, no se ve el resultado de la  Directiva que marca a las instituciones del Estado, su accionar político y estratégico, y que deben ser como consecuencia, de una visión enmarcada por  nuestra realidad histórica pasada, presente y futura.

Que no existe política ni Directiva es la duda; Cuando se tantea entre correligionarios y amigos, lo vemos con frecuencia, y los juramentos se convierten en la rutina de levantar una mano y decir “Juro”: Entonces, el juramento se convierte en un gran engaño para las expectativas del pueblo. Sería mejor que los ministros y autoridades sean designados por periodo de prueba y, luego de un tiempo sean confirmados, y recién en esa oportunidad se les tome el juramento. Talvez para ello, sea necesario enmendar algún artículo de la ley o hacer lo más común y más fácil, interpretarlo.

Es cierto, ya no causa ninguna sorpresa los cambios de ministros y autoridades castrenses, es que elegir bien, o al mejor, no es nada fácil; y que lo diga el pueblo. Ahora mismo, que ya se anuncian de nuevo las elecciones, ¿Puede alguien decir si ya sabe que tiene a quien elegir o por los menos un candidato? Ni los políticos saben. El que sabe es un líder, porque el líder sabe lo que quiere y tiene proyectos, planes y objetivos, y eso es lo que nos vemos en los nuestros. Todo hablan de alianza y de concertaciones para intentar llegar al poder y cuando llegan, porque alguien siempre llega, comienzan  las verdaderas luchas por el poder.

Es una debilidad de la clase política,  solo quieren llegar al poder, o por los menos ganar espacio de poder para ser nada, porque tener la oportunidad de luchar por las causas justas y no hacerlo es sencillamente, ser nada.
Afirmaba al comienzo de estas reflexiones que el gobierno pareciera no tener Política cierta para las instituciones del Estado, ni las Directivas, que deben orientar el accionar de los responsables en las funciones públicas, como los ministerios y otras direcciones del primer nivel en la estructura del Estado. Porque si existieran dichas Directivas, no habría cambios frecuentes ni ministros negligentes, podrían talvez existir los más dinámicos y los más lerdos pero en todos los casos, no se generarían las incertidumbres que tan mal hace a la nación, y porque presenta al Estado con una imagen de debilidad, especialmente, cuando tiene que negociar los asuntos de interés nacional. En otra palabra, con  ausencia de soberanía.

En el ámbito militar, la incapacidad para comandar, conspira contra la frágil institucionalidad, y porque  los comandantes pierden autoridad cuando no saben  si por los menos van a completar   el tiempo requerido en sus respectivos cargos, hasta a veces generan murmuraciones entre los inmediatos subordinados cuando surgen las voces subterráneas que podrían decir: “Tranquilos no se calienten tanto por las órdenes ya en cualquier momento este se va ir”. Esto dicho en nuestra lengua vernácula sería mucho más expresivo. Entonces, puede dar lugar a que surjan actos desde la indisciplina que luego se traduce en una desmotivación por el esfuerzo profesional y hasta puede afectar la moral, valor existencial de las Fuerzas Armadas.

La inseguridad es otra consecuencia de la debilidad institucional. Esto es más grave porque no es la consecuencia de la ineficacia de alguna institución en especial sino de todo el sistema.
La inseguridad en otra palabra, se genera en el propio gobierno. Cuando más inseguro el accionar gubernamental que se da a  veces por la ambigüedad o falta de coherencia de sus propias decisiones y otras veces, porque no ejerce ni siquiera procura ejercer algún liderazgo que motive una causa, en los diferentes sectores partidarios y grupos ideológicos, entonces lo que  aparece es el caos político.
En un país como el nuestro, que no entiende y le cuesta aprender de la libertad y otros valores democráticos, es muy importante la autoridad. Así como el respeto a la Ley.

Las autoridades que representan los poderes del Estado deben ser respetuosas de las leyes. Cuando ellos las violan o las interpretan a sus propios intereses,  que es lo mismos violarlas, en la mayoría de los casos, dan el mal ejemplos para que los demás, ya sean autoridades de niveles inferiores o el ciudadano común también lo haga o lo intente hacer.
Todos estos, más otros factores adversos, suman y generan la inseguridad que vivimos.
 Se debe empezar por las autoridades, son los primeros responsables de generar el marco adecuado para buscar revertir la inseguridad. Cuando ellos empiecen a cambiar y demostrar interés hacia el bienestar de su pueblo, la ciudadanía también va a cambiar de actitud, habrá mayor participación que favorecerá al esfuerzo general y vamos a empezar un proceso ciudadano diferente, habrá más solidaridad en las calles, más empeño en el quehacer cotidiano y podríamos entonces  empezar a construir un país diferente como el que anhelamos los paraguayos.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Estado de improvisaciones

En nuestra  política actual, vemos que abundan  las improvisaciones, y fue siempre así. Es notorio, la falta de un rumbo que nos marque el derrotero como  nación. Parece que la ansiedad proselitista de los gobiernos de turno, le hace olvidar que tienen el mandato de todo un pueblo y que les debe obligar a trabajar durante todo el periodo que según nuestra constitución,  dura cinco años. Cualquier autoridad electa, tenga o no pretensiones reeleccionarias debe considerar que su eficiencia administrativa y las virtudes que demuestre al servicio del Estado, será su mejor aliado, cualquiera sean sus aspiraciones políticas.
Pero aquí eso no sucede, Cuando  creen que ya están consolidado  en el poder  comienzan a desviar sus esfuerzos, ya sea por propias ambiciones o por la presión de sus aliados políticos, lo que debilita considerablemente la voluntad para trabajar y esto, puede volver no solamente  vulnerable al Estado sino disminuir sensiblemente su capacidad de reacción, ante cualquier amenaza a sus intereses.
El ambiente de inestabilidad genera incertidumbre en la sociedad, esta inestabilidad puede tener repercusiones en todos los campos, principalmente en aquellos que más están comprometidos con la seguridad  porque de ésta principalmente, dependen todas las demás actividades que dan oportunidades al desarrollo nacional.
Nuestro actual problema, se circunscribe en el ámbito de la seguridad interna. Obviando de propósito, los factores ya sean políticos  o sicosociales que convergen y generan nuestros conflictos ciudadanos, debemos considerar que la sociedad debe seguir andando y si es posible sin tropiezos muy frecuentes. No quisiéramos desde luego, un colapso político y social. Entonces, los recursos y medios de que el Estado dispone y pueda disponer para cumplir con sus roles, los debe emplear por los menos hasta el punto que no se comprometan los límites de las leyes que rige para cada situación.
Sabemos los ciudadanos que la Constitución Nacional, es la madre de las leyes. y que la  aplicación de varios de sus artículos están reglamentado por otra ley de menor rango, pero aún así contiene artículos cuya interpretación no riñe con el espíritu que le diera nacimiento y lo que en él vislumbró el legislador, por ello, si cabe, debiera ser interpretado en función de los intereses de la mayoría y en especial ante amenazas como la que hoy día quebranta a toda la sociedad.
El gobierno,  debe  asumir con responsabilidad  la legitimidad que le otorga el pueblo, para priorizar  la defensa de los  sagrados intereses de la nación  que pudieran estar bajo algún tipo de amenaza.
Del análisis supramencionado concluiré que el gobierno en uso de sus atribuciones legales y legítimas, debe en principio ser inflexible ante las amenazas,  emplear  el recurso que sea necesario para buscar la reversión de situaciones que sean negativas para los intereses nacionales y debe tomar las decisiones que sean necesarias para cualquier  ajuste institucional  y debe hacerlo sin demora; en este aspecto y precisando, soy de parecer de que las instituciones encargadas de la Seguridad Interna, Ministerio del Interior y la Policía Nacional, necesitan urgentemente una mayor eficacia organizacional. En primer lugar necesita  organizar o ajustar, dinamizar cualquiera sea el término pertinente, su sistema de inteligencia, por los menos básicamente en dos áreas: Área interna y Área externa, la primera debe incluir tarea de monitoreo sobre las actividades que despliega el personal y que debe alcanzar a todos, y sobre los resultados, deben hacerse las depuraciones sin ningún tipo de contemplaciones y, por otro lado, el área externa debe orientarse a las operaciones en cursos y también dar apoyo a las operaciones futuras.
 Las organizaciones delictivas que operan con fundamentos doctrinarios, como el "EPP", no han cambiado su estrategia, más bien, la han actualizado y adaptado conforme a los teatros de operaciones y a sus prioridades, pero fundamentalmente sigue siendo la misma. Cuando se repliega y da la sensación de que ha dejado de operar puede ser porque están disminuidas en su organización o porque las bajas sufridas en su dotación o en su logística han sufrido reveses y por lo tanto debe considerarse que  están aprovechando para una reorganización y ajuste de planes y   para seleccionar nuevos objetivos.
 Esta pausa nunca debe inducir a que las fuerzas gubernamentales baje la guardia, por el  contrario,   deben mantener las  vigilancias  afianzar el sistema de inteligencia, y ajustar el orden de batalla,  lo que significa en términos militares, ajustar las ocupaciones de puntos estratégicos que les permita llevar adelante con ventajas las probables operaciones futuras .
Es importante tener en cuenta que las organizaciones de extrema izquierda como el EPP, cuando llevan adelante operaciones violentas lo hacen en todos los ámbitos, ya sea como incursiones armadas contra objetivos gubernamentales sensibles que ellos consideran importantes, ya sea como acciones de otras características no menos violentas como los secuestros de personas, el terrorismo selectivo y todas aquellas que puedan minar y provocar efectos desmoralizadores en la sociedad y en el propio gobierno. Por eso, la experiencia indica, que  las operaciones antisubversivas no pueden ser democratizadas, a veces al extremo de las debilidades. En otro término,  debe tomarse siempre medidas que conlleve el máximo rigor por los menos hasta el limite de lo que permitan las leyes.
    Tampoco el gobierno debe descartar el empleo de sus Fuerzas Armadas y, a propósito de esta institución, debo agregar que también tiene responsabilidades en  el ámbito de la Seguridad Interna que proviene de la propia interpretación de su misión constitucional, que le obliga  a tener presencia territorial en primer lugar, y preservar la integridad territorial, que a la luz de nuevos conceptos de amenazas a los intereses de la nación y, por la dinámica de los acontecimientos atentatorios al equilibrio natural de la vida, no puede limitarse a la protección simplemente de los limites naturales que demarcan la posesión territorial, sino que el concepto de integridad debe necesariamente, abarcar otros intereses tangibles y aún intangibles que garanticen  la existencia propia y soberana de una nación.
Si en el Paraguay estamos padeciendo los flagelos de la delincuencia organizada, es precisamente por el abandono sostenido en los últimos años, a la  institución más importante  en el ámbito de la Defensa Nacional y cuando menciono este campo, debo enfatizar que la Seguridad Nacional precisamente es el reflejo de la Defensa. Como tenemos una defensa frágil, vulnerable, la seguridad es frágil, difusa. Por eso es de vital importancia dar de nuevo vigencia organizacional, logística y operativa a las Fuerzas Armadas, que vuelva a ocupar puntos estratégicos territoriales, empezando por cubrir nuevamente las fronteras, la puerta grande por donde se mueven en la actualidad libremente las organizaciones delictivas y también, deben volver a ocupar puntos territoriales estratégicos, con unidades por los menos medianamente operativas que les permita tener la movilidad necesaria para patrullar,  vigilar,  y  aún llevar a cabo las interdicciones que sean  necesarias. De esa manera, podrán coadyuvar con la Policía Nacional para garantizar la Seguridad Interna de la Nación.