Carta
para mi hijo Jorge
Hace
exactamente 30 años de aquel 5 de agosto del año 1981, en que por primera vez
abrías tus ojos tiernos, a la luz y al destello de un mundo en donde te estaban
esperando las caricias infinitas del más
sublime amor maternal, para empezar a sentir en tu pequeña humanidad, el
supremo calor de la vida.
Empezaban
a brotar de tu entraña, como llanto, lo que no era otra cosa sino los arpegios
de un nuevo misterio como lo es el divino regalo de un nacimiento.
Hoy
cumples 30 años, querido hijo, y mi corazón de padre se estremece de ansiedad y hasta de
inquietud. Es que existen tantos obstáculos
en nuestro alrededor y a veces, ya no tengo esa oportunidad de acompañar
tus pasos para asegurarme que no vaciles o no pises en falso, porque los padres
nunca entendemos y menos aceptamos que nuestros hijos ya han crecido y ya están
en condiciones de enfrentar aquellos imponderables de la vida.
Llegará
el momento que ni ya tendré la fuerza para sostenerme firme, y sin embargo, escapará todavía de mi boca, aquellas recomendaciones a veces
hasta impertinentes. Que te dirá: Cuídate, vuelves a hora, manejas con cuidado,
no abuses….y otras que jamás lo estaré haciendo porque no confíe en ti, ni lo
haré porque dude de tu capacidad para comprender y administrar tu vida o la de
tu propia familia, sólo es el celo, propio y natural del amor de un padre.
Muchas
veces habré sido injusto y me habré equivocado tantas veces, es que debo
reconocer que tuve menos oportunidades que tú, gran parte de mi vida, las
calles fueron mis escuelas, y mi maestra, las caídas y los tropiezos, pero contigo estuve, junto con tu madre, quizás no tenía para darte todo lo que
hubiera querido, pero cuántos te dí, el ejemplo de una vida con muchas
limitaciones materiales pero en cambio la plenitud de cuanto luché para que tú,
tus hermanos y tu hermana no volvieran a
hollar la misma senda por donde quedaron mi sudor y mis lágrimas. Hoy cumples
30 años, y que bien has aprovechado los
años vivido. Eres un ingeniero.. y, no sabes lo orgulloso que me pongo y a
veces, hasta caigo en la redundancia de una aparente vanidad cuando te presento
a mis amigos. “Mi hijo el ingeniero” Pero no te imaginas hijo querido la
inmensa alegría que esta vanidad provoca, me hace sentir tan grande, me hace
sentir mucho más importante de lo que soy. Es que, eso es ser papá. Llegará el
día en que ya no tendré nada que
enfrentar, ningún desafío, pero cuánto daría para seguir viviendo el tiempo que
sea y seguir siendo parte de tus logros, de tus éxitos.
Pero
la vida tiene límite, y pasan los años y llegan momentos.
Por
eso, ella no es simplemente el paso de
los años, es crecer, es construir con valores genuinos, valores humanos que se aprecian en kilates. A veces, te
sentirás claudicar pero, siempre tendrás
la oportunidad para encausar y reorientar tu proa hacia tus verdaderos
objetivos favorecidos por tu Juventud, tu voluntad y tu capacidad profesional pero,
no olvides, que ningún objetivo será valorable, si no tiene una finalidad,
alimentada o sustentada por el amor.
Hoy cumples 30 años, y yo tu padre te pido,
con todo mi corazón y el más profundo amor que te profeso a ti y a tu hermosa
familia, que junto a mi, tu madre y tus hermanos, seas siempre como el factor aglutinante,
comprensivo, tolerante, solidario que nos permita construir aquellos que todavía faltan
para consolidar la familia que quiero alguna vez sea, mi más rica herencia.
Con
un fuerte abrazo, te digo hijo: -Te amo. Tu Padre
No hay comentarios:
Publicar un comentario