Carta para mis
hijos
Queridos hijos e
hija
Esta carta que
pienso entregarles en propias manos, no la escribo porque haya barrera alguna
que nos separe, sino creyendo que si les reuniera para decirles esto que pienso,
más de uno no comprendería el tono de mi voz, y probablemente se enojaría, por
eso es que le escribo para que al leerla tengan la oportunidad de pensar y quizás su lectura produzca la consecuencia que yo quisiera.
Ustedes saben
que soy el que más está por la casa. A su mamá le encanta su oficina, y
eso mucho me complace, por lo general llega a la tarde cansada y luego de un
ligero descanso le invito un tereré o la
caminata de rutina, porque eso le falta,
y luego como todos los días, visita a su mamá, no la estoy reprochando, es una nobleza de su parte que la distingue como una gran hija.
A la vuelta ya
empiezan las novelas que ella nunca se las pierde, se la merece. A veces
consigo que me haga la cenita que mucho aprecio pero, mi mala costumbre de
militar, aunque retirado, hace que sea siempre tan apresurado y cuando pido una cosa, espero
la respuesta inmediata, y si no la consigo, por lo general no protesto sino lo
hago yo mismo.
Tampoco me
gusta ver las cosas fuera de su lugar y la casa sucia, entonces yo mismo me tomo la iniciativa de hacer la limpieza, y los últimos años ha quedado bajo mi completa
responsabilidad bañar al burro de bruno que justificando la inseguridad me lo
trajeron y ah, también diariamente debo tirar su kaka que como su instinto así
determina, marcando su territorio, no la deposita sólo en un lugar sino se pega
el lujo de subir hasta la terraza para cubrir lo que seguramente él cree es
parte de su territorio. Allí no termina las cosas. También voy al super de
compra y cocino cuando quiero comer algo diferente y que a mi me apetece, y lavo los cubiertos que ustedes casi siempre lo dejan en el lavadero; a pesar se que últimamente la situación algo ha mejorado desde que su hermana Claudia introdujo una nueva modalidad quizás por la influencia extranjera.
A propósito por favor no me dejen más cubiertos sucios en el lavador, cuando
ustedes lo tiran sin lavarlos acuérdense que siempre hay alguien de la familia
que lo hace. No es que me estoy quejando pero sinceramente no es que me gusta
hacer todas estas cosas pero no me dejan alternativa. Antes de retirarme del
ejercito yo era un señor coronel, pundonoroso, respetado, daba las órdenes y se
cumplía al instante y ese tiempo a veces lo recuerdo con nostalgia, en especial
cuando solicito algo y nadie me da piola. No sean ustedes que tanto amo,
precisamente quienes me arranquen mi
presilla de coronel de la nación.
Post data: No
olviden al levantarse en la mañana de arreglar su cama, nadie sabe si en el futuro habrá condiciones para contratar una mucama, entonces, aprendan estas buenas costumbres y, cuando tengan hijos, enséñeles y exíjales que los hagan, porque de los contrario lo harán siempre ustedes .
Su
papá que les quiere mucho
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