El juicio político al
presidente Fernando Lugo, nos ha dejado una lección
importante, y que me imagino en adelante será tenido en
cuenta, especialmente por los políticos que tengan aspiraciones a cargos
electivos, y que están sujetos sus desempeños a lo que establece el Artículo
225 de la Constitución Nacional.
También, el proceso, para mí
particularmente fue una gran experiencia como ciudadano y, creo que habrá sido
lo mismo para mucha gente, que gracias a la tecnología de los medios de
comunicaciones, pudimos seguirlo paso a paso, en todo los detalles, y reitero,
para mí independientemente de todas sus consecuencias políticas, fue algo
atrapante, hasta diría, emocionante.
Pero, a lo que quiero referirme en forma
muy especial, es: al comportamiento de las instituciones del Estado, que
conforman las Fuerzas Públicas.
En primer lugar debo expresar mi íntima
satisfacción, como oficial retirado de las Fuerzas Armadas, por el ejemplar
comportamiento de esta institución tan cara a mis sentimientos.
En un momento de crisis institucional en
que estaba en juego, nada más y nada menos, que el orden institucional de la
república, seguro estoy que no habrá sido fácil para el comandante de las
fuerzas militares, asumir una postura ajustada estrictamente al mandato
constitucional; porque solamente en el transcurso de los días, talvez sabremos,
los entretelones tanto del palacio de gobierno, como de los despachos de cada
comandantes de las fuerzas singulares, en un momento de crisis en que se
jugaban muchos intereses, y no solamente políticos.
De hecho todavía existen y seguramente van
a seguir existiendo desconfianza ciudadana hacia las Fuerzas Armadas por la
sencilla razón, de que los altos estamentos políticos de la nación que rigen
políticamente a la institución, todavía sigue su proceso de maduración
democrática pero, me asiste la certeza de que los miembros actuales de
las gloriosas Fuerzas Armadas, constituyen profesionales de un alto sentimiento
institucional y patriótico, porque dichas fuerzas están conformadas por jóvenes
oficiales que supieron sustraerse y protegerse de las contaminaciones que en
otros tiempos y en especial en época de la dictadura plagaron
ignominiosamente los valores morales y espirituales de muchos de sus
componentes.
Es hora de que los políticos que están en
instancias de decisiones y especialmente quienes conducen los destinos de las
Fuerzas Armadas de la Nación, entiendan y comprendan la misión constitucional
que corresponde cumplir a las Fuerzas Armadas en democracia, y que los celos
e intereses políticos, no constituyan obstáculos en su profesionalización y que
también entiendan que es hora, de construir al menos los cimientos de una
Defensa Nacional, en los diversos campos de la realidad nacional y que pueda
garantizarnos el respeto y la consideración de otros países del mundo en
especial de la región y finalmente podamos sentir el orgullo de llamarnos
paraguayos y paraguayas.
Para que este sueño mío y de muchos
ciudadanos/as pueda convertirse en realidad, es preciso hacer de inmediato un
análisis real y objetivo, de la misión constitucional de las Fuerzas Armadas
frente a las actuales amenazas en el ámbito de la seguridad interna
considerando: que la seguridad es el reflejo de la defensa y que en este
aspecto, las Fuerzas Armadas junto a la Policía Nacional deben dar sus
esfuerzos en este ámbito interno; donde radican principalmente los más grandes
intereses de la patria, sean ellos tangibles o intangibles; y, por
ser la Defensa Nacional sistema de acciones que deben responder a la dinámica
de las presentes y aún las hipótesis de nuevas amenazas, las Fuerzas Armadas no
pueden ser simplemente una organización burocrática cuyo desenvolvimiento
operativo tenga que estar dependiendo de una Ley ( la 1337 de Defensa Nacional
y Seguridad Interna) que fue sancionada en un momento de fragilidad política
del país, con el solo hecho de quitarle protagonismo en el ámbito de la
Seguridad Interna y, en una demostración de la dificultad de la aplicación
del artículo de esta Ley que se refiere al empleo de las Fuerzas Armadas
estrictamente bajo Estado de Excepción, en ocasiones cuando las papas
calientan, a veces de recurre al Estado de Excepción y otras veces, basta sólo
la orden del Comando en Jefe, como en el reciente caso de Curuguaty, y
con lo cual lo que se consigue es: comprometer y poner al descubierto
nuestras debilidades institucionales.
Las Fuerzas Armadas necesita recuperar su
presencia territorial y preparación logística y operativa para cumplir roles
que muchos de ellos con un análisis racional se puede ver, no riñe con su
misión constitucional.
Y no quiero terminar antes de
expresar mis sinceras congratulaciones a la institución policial
como componentes de las Fuerzas públicas, por la brillante
actuación que le cupo desempeñar en el cumplimiento de su misión constitucional
de orden público, durante las manifestaciones ciudadanas en la plaza mientras
el Juicio político, donde se pudo observar, un planeamiento previo
y una ejecución de gran profesionalismo.
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